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El comercio regional se reorganiza: El megaproyecto que unirá el Atlántico y el Pacífico

  • Redacción DPE
  • 21 abr
  • 2 Min. de lectura

El Corredor Bioceánico, una de las megaobras de infraestructura más estratégicas de América del Sur, avanza con paso firme. Esta carretera de más de 2.200 kilómetros conectará los océanos Atlántico y Pacífico a través de Brasil, Paraguay, Argentina y Chile, permitiendo que productos agroindustriales, minerales, manufacturas y contenedores fluyan por una ruta terrestre más corta, directa y competitiva.


Una nueva vía para el comercio regional

El trazado del corredor conectará el puerto brasileño de Santos (Atlántico) con el puerto chileno de Antofagasta (Pacífico), pasando por Paraguay y el norte de Argentina. La obra representa un salto logístico clave: reducirá en al menos 10 días los tiempos de traslado de carga entre ambos océanos, con un ahorro estimado del 30 % en costos logísticos respecto a rutas marítimas tradicionales como el Canal de Panamá o el Estrecho de Magallanes.

Además, consolidará una red comercial terrestre de doble salida al mar para países sin litoral como Paraguay y regiones del norte argentino y suroeste brasileño, con una población total que supera los 50 millones de personas.


Avances en construcción

En Paraguay, el tercer tramo de la Ruta PY15 —que forma parte del Corredor Bioceánico— avanza a buen ritmo, con más de 220 km en ejecución. También está en construcción el Puente Bioceánico que conectará Carmelo Peralta (Paraguay) con Puerto Murtinho (Brasil), cuya obra ya registra un 68 % de avance. En Brasil y Argentina también se ejecutan mejoras de tramos y pasos fronterizos que complementarán la conectividad.


Implicaciones portuarias

Para el sector portuario, este corredor puede marcar un antes y un después. Los puertos del Pacífico —como Antofagasta, Iquique o Mejillones— y del Atlántico —como Santos, Paranaguá o Rosario— se verán fortalecidos al integrarse a esta red multimodal, captando carga de regiones productivas que hoy carecen de acceso logístico eficiente.

También se espera una reorganización de las rutas marítimas y terrestres en el cono sur, con mayores recaladas, movimiento de contenedores y generación de empleos logísticos y portuarios. Las zonas francas, depósitos aduaneros y operadores portuarios ya estudian estrategias para captar parte del flujo que traerá esta obra.


¿Una alternativa al Canal de Panamá?

El Corredor Bioceánico ha sido llamado por algunos analistas como la “alternativa terrestre al Canal de Panamá” para Sudamérica. Aunque no reemplaza al canal, sí ofrece una opción estratégica para ciertos tipos de carga —especialmente alimentos, minerales y productos industriales— que pueden beneficiarse de un tránsito terrestre más corto y predecible.

Además, en momentos donde el Canal de Panamá enfrenta restricciones por escasez de agua o congestiones logísticas, contar con una vía terrestre establecida da mayor resiliencia al comercio regional.


Proyección a 2026

La culminación de la obra está prevista para finales de 2026. Según la CAF (Banco de Desarrollo de América Latina), el impacto económico de esta red puede aumentar el PIB de las regiones involucradas en más del 2 % gracias a la mejora en la productividad y el acceso a mercados.

Empresas navieras, exportadores agrícolas, industrias automotrices y el sector logístico ya miran con atención el desarrollo de esta arteria continental que promete cambiar el mapa del comercio sudamericano.

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