Los trabajadores portuarios de la Costa Este y el Golfo de Estados Unidos, representados por la International Longshoremen’s Association (ILA), y la United States Maritime Alliance (USMX), que agrupa a los operadores portuarios, alcanzaron un acuerdo provisional para un nuevo contrato laboral de seis años. Este pacto, que debe ser ratificado por los sindicatos y los operadores, evita un paro laboral programado para el 15 de enero de 2025 y establece nuevas pautas para la modernización y automatización de los puertos, salvaguardando los empleos.
El acuerdo incluye cláusulas como el uso limitado de grúas semiautomatizadas y la prohibición de terminales completamente automatizadas, un tema que había generado tensiones en las negociaciones desde noviembre. Además, mantiene un incremento salarial del 62%, previamente acordado en octubre. Según fuentes de Bloomberg, este contrato busca un equilibrio entre modernizar las operaciones portuarias y proteger los empleos sindicales, logrando puertos más seguros y eficientes, al tiempo que fortalece las cadenas de suministro.
Harold J. Daggett, líder de la ILA, destacó el apoyo del presidente electo Donald Trump, quien tomó una postura en contra de la automatización total de los puertos, calificándolo como un “amigo inquebrantable” de los trabajadores. Según Daggett, la intervención de Trump fue crucial para alcanzar este acuerdo y evitar una huelga que habría afectado los puertos desde Maine hasta Texas.
El contexto de Ecuador y la vulnerabilidad de sus puertos
Mientras en Estados Unidos se adoptan medidas para equilibrar la modernización portuaria con la estabilidad laboral, en Ecuador los desafíos son distintos, pero igualmente preocupantes. Según un informe de la Unión Europea, los puertos ecuatorianos enfrentan serias vulnerabilidades en materia de seguridad y control, especialmente debido al narcotráfico y la falta de infraestructura adecuada.
Este mismo año, Ecuador ha sido señalado como un punto clave en el tráfico marítimo de cocaína hacia Europa y Norteamérica. Los recientes decomisos de droga en alta mar y la falta de controles tecnológicos en terminales como las de Guayaquil o Manta refuerzan la necesidad de invertir en sistemas de vigilancia modernos y procesos más estrictos para mitigar los riesgos.
En contraste con los puertos de EE. UU., donde los avances tecnológicos buscan mejorar la eficiencia, en Ecuador la tecnología aún no se implementa de manera integral para combatir problemas críticos como el narcotráfico. Esto plantea preguntas urgentes sobre la capacidad del país para adaptarse a estándares internacionales y proteger sus operaciones logísticas de amenazas internas y externas.
Un reto compartido, enfoques distintos
Si bien las negociaciones laborales y la modernización tecnológica son temas predominantes en Estados Unidos, en Ecuador el foco está en la seguridad portuaria como un tema de urgencia nacional. La cooperación internacional y la adopción de buenas prácticas, como las vistas en el acuerdo de la ILA y USMX, podrían ser claves para que Ecuador fortalezca su red portuaria y se integre de manera más efectiva al comercio global, asegurando, además, que las actividades ilícitas no afecten su reputación y desarrollo económico.
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