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Ormuz bajo presión: ¿cómo impactaría su cierre en el comercio marítimo internacional?

  • Redacción DPE
  • 24 jun
  • 2 Min. de lectura

El estrecho de Ormuz, una angosta franja marítima de apenas 33 km en su punto más estrecho, conecta el Golfo Pérsico con el mar Arábigo y es responsable del paso de aproximadamente una quinta parte del consumo mundial de petróleo. Este corredor, limitado por Irán al norte y Omán y los Emiratos Árabes Unidos al sur, se ha convertido en un foco de tensión internacional tras recientes ataques militares en Medio Oriente.

El repunte de la tensión geopolítica entre Irán, Israel y Estados Unidos ha revivido la posibilidad de un bloqueo del estrecho, una medida que, aunque sin precedentes en su ejecución, ha sido planteada nuevamente por el parlamento iraní. La decisión final recae en el Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán, pero el impacto potencial ya genera alarma entre gobiernos, mercados y actores logísticos internacionales.


Relevancia logística del estrecho

Cada día, más de 20 millones de barriles de petróleo atraviesan el estrecho, incluidos embarques provenientes de países miembros de la OPEP como Arabia Saudita, Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos. Además, la mayor parte del gas natural licuado de Qatar también transita por esta ruta.

El cierre temporal de este paso generaría un encarecimiento inmediato de los precios energéticos globales, con efectos colaterales en el costo del transporte marítimo y en las operaciones logísticas de todo el mundo. China, principal comprador de crudo iraní, junto con otras economías asiáticas como India, Japón y Corea del Sur, serían los primeros afectados por la disrupción.


Implicaciones para el sector portuario

Una eventual interrupción del tráfico en el estrecho de Ormuz alteraría rutas de abastecimiento clave, no solo para energéticos sino también para insumos industriales y bienes de consumo que dependen de esta conexión. Terminales portuarias en Asia, Europa y América podrían enfrentar demoras, reprogramaciones de itinerarios y aumento de costos logísticos.

La incertidumbre también podría frenar temporalmente las inversiones en infraestructura portuaria relacionada con energéticos y contenedores en rutas que dependan del tráfico por Ormuz. Operadores y autoridades portuarias podrían verse obligados a activar planes de contingencia, establecer nuevas alianzas logísticas o incluso considerar ruteos alternativos.


Capacidad de bloqueo y posibles escenarios

Técnicamente, Irán podría bloquear temporalmente el estrecho mediante lanchas rápidas, submarinos y minas navales, aunque Estados Unidos y sus aliados han demostrado capacidad para reabrir el paso mediante operaciones militares. Un escenario como este recordaría la "guerra de petroleros" de los años 80, cuando EE.UU. escoltó buques a través del Golfo.

La posibilidad de un cierre permanente se considera poco probable debido al costo geopolítico y económico para Irán, particularmente ante una reacción adversa de China, su principal socio comercial en materia de petróleo.


Un llamado a la preparación y cooperación logística

En este contexto, los puertos de todo el mundo deben mantenerse informados y preparados ante posibles disrupciones. La vigilancia geopolítica, los sistemas de alerta temprana y la coordinación con navieras y operadores energéticos serán claves para minimizar impactos.

El caso del estrecho de Ormuz subraya la vulnerabilidad del comercio global ante eventos políticos regionales, y resalta la necesidad de fortalecer las capacidades de respuesta del sector portuario frente a crisis internacionales.


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